Cuento de Navidad
Publicado originalmente el 20-12-2004 aqui
El otro día caminando solo por al lado del parque, vi de lejos un gato. Era un gato normal, un gato más, o eso parecía en la distancia. Cuando me iba acercando me fije en que era la hostia de bonito. Era color arena, atigrado, y las franjas eran de varios tonos distintos de marrones, basicamente era un gato de anuncio, vamos que el tío se salía por todos lados...
Cuando me fije, vi a otro habitante tipico de un parque, un niño. Estaba jugando con un palo a algo que se definiría entre destruir y molestar. Tambien el se fijo en el gato, pero cuando este lo vió venir puso pies en polvorosa, y se alejo dando con las patas en el culo, a no muy cerca de donde yo estaba.
Esta es la mía, pense. Ahora lo tengo en mi trayectoria. Me acercaré sin variar el paso. Despacio, con cara de buenazo y con buenas intenciones por bandera. Con esta cara de jili feliz seguro que no fayo. Y cuando este cerquita me agacho y lo acaricio así lo veo de cerca.
3 metros, ya estoy cerca, 2 metros, la cara de jili ha funcionado, 1 metro, sale corriendo. ¿¡Por qué!?
¿Es que no distinguía que yo no era como aquel niño?¡Yo era distinto!Aquel niño era la encarnación del mal y yo todo lo contrario, si hasta tenia puesta mi mejor cara de jili!!! ¿Por qué había escapado exactamente igual con los dos? No lo entendía...
Luego me di cuenta. Yo y el niño eramos iguales. El gato lo sabía y yo no me había ni fijado. Un animal salvaje, cuya existencia pasa inadvertida era mas sabio que yo. Todos somos iguales. Si el gato hubiese dejado al niño acercarse, le habría hecho daño. Si me hubiera dejado acercarme a mi, tarde o temprano acabaría haciendole daño.
Así funciona entre las personas también. Lloramos cuando un verdugo nos tortura, porque no nos lo merecemos. Pero después de haber visto a un verdugo hacernos daño, aprendemos, y hacemos daño nosotros a alguien que se lo merece tan poco o menos que nosotros en aquella ocasión. Y a pesar de haber sentido el dolor de ser torturado injustamente, somos capaces de hacerselo a alguien igual o peor que nosotros lo sufrimos.
Este cuento de Navidad no es bonito, pero por desgracia es cierto. He visto mucha gente llorar de amor últimamente, más gente de la que he visto reir. Y a la vez, ellos que lloran hoy por amor, hacen daño a gente que tienen al lado, sin importarles que se sientan igual o peor que ellos cuando lloran. Y es que todos somos iguales, y todos tarde o temprano, somos verdugos.
FELIZ NAVIDAD A TODOS!!! Si habeis leido hasta aqui, por favor, poned un comentario abajo que no cuesta un capuyo ^_^. Ahora, borrad la melancolía que os haya podido meter dentro, y seguid con la fiesta = ).
Dedicado a Euge, Eva, Ali y Carlos. Un beso chicos.
Inspirado por Alas de Barro del señor Fuckowsky.
El otro día caminando solo por al lado del parque, vi de lejos un gato. Era un gato normal, un gato más, o eso parecía en la distancia. Cuando me iba acercando me fije en que era la hostia de bonito. Era color arena, atigrado, y las franjas eran de varios tonos distintos de marrones, basicamente era un gato de anuncio, vamos que el tío se salía por todos lados...
Cuando me fije, vi a otro habitante tipico de un parque, un niño. Estaba jugando con un palo a algo que se definiría entre destruir y molestar. Tambien el se fijo en el gato, pero cuando este lo vió venir puso pies en polvorosa, y se alejo dando con las patas en el culo, a no muy cerca de donde yo estaba.
Esta es la mía, pense. Ahora lo tengo en mi trayectoria. Me acercaré sin variar el paso. Despacio, con cara de buenazo y con buenas intenciones por bandera. Con esta cara de jili feliz seguro que no fayo. Y cuando este cerquita me agacho y lo acaricio así lo veo de cerca.
3 metros, ya estoy cerca, 2 metros, la cara de jili ha funcionado, 1 metro, sale corriendo. ¿¡Por qué!?
¿Es que no distinguía que yo no era como aquel niño?¡Yo era distinto!Aquel niño era la encarnación del mal y yo todo lo contrario, si hasta tenia puesta mi mejor cara de jili!!! ¿Por qué había escapado exactamente igual con los dos? No lo entendía...
Luego me di cuenta. Yo y el niño eramos iguales. El gato lo sabía y yo no me había ni fijado. Un animal salvaje, cuya existencia pasa inadvertida era mas sabio que yo. Todos somos iguales. Si el gato hubiese dejado al niño acercarse, le habría hecho daño. Si me hubiera dejado acercarme a mi, tarde o temprano acabaría haciendole daño.
Así funciona entre las personas también. Lloramos cuando un verdugo nos tortura, porque no nos lo merecemos. Pero después de haber visto a un verdugo hacernos daño, aprendemos, y hacemos daño nosotros a alguien que se lo merece tan poco o menos que nosotros en aquella ocasión. Y a pesar de haber sentido el dolor de ser torturado injustamente, somos capaces de hacerselo a alguien igual o peor que nosotros lo sufrimos.
Este cuento de Navidad no es bonito, pero por desgracia es cierto. He visto mucha gente llorar de amor últimamente, más gente de la que he visto reir. Y a la vez, ellos que lloran hoy por amor, hacen daño a gente que tienen al lado, sin importarles que se sientan igual o peor que ellos cuando lloran. Y es que todos somos iguales, y todos tarde o temprano, somos verdugos.
FELIZ NAVIDAD A TODOS!!! Si habeis leido hasta aqui, por favor, poned un comentario abajo que no cuesta un capuyo ^_^. Ahora, borrad la melancolía que os haya podido meter dentro, y seguid con la fiesta = ).
Dedicado a Euge, Eva, Ali y Carlos. Un beso chicos.
Inspirado por Alas de Barro del señor Fuckowsky.


0 Comments:
Post a Comment
<< Home