Es lo que tienen las mudanzas
Publicado originalmente el 9-02-2005 aqui
Lo más gracioso de cambiarse de casa, es que dejas de conocer de golpe y porrazo a todo vecino cuanto te rodeaba y derrepente el que era tu vecino el cansino no esta, la vecina cachonda del tercero ya no te mira con cara de superioridad y el perro de la vieja del sexto no se mea en tu puto felpudo.
Porque claro, no puedes cambiarte de casa y arrastrar a la vieja contigo, o a la cachonda, bueno, si puedes, pero te caerían de 3 a 5 años por secuestro. El tema se complica cuando, como si no tocara ya bastante los cojones todo el tema de mudarse, se mete también la hijoputa de la burocracia. Que si cambia la dirección en el banco para que puedan seguir chupándote la sangre, que si cambia la dirección en Telefónica para que puedan seguir burlándose de tus reclamaciones, que si cambia la dirección del Club Xabarín, el Club Marca, Alcohólicos Anónimos, Contrabandistas sin Fronteras...
Y cuando ya por fin, te crees airoso y triunfante, te dan por culo como casi siempre, y te cambian el numero de teléfono también. Aibadiós que al final me hierve la sangre y me cuezo los guebos.
Vale, no pasa nada. Me relajo, y cambio el numero de teléfono otra vez, uno por uno, tonto oficinista por tonto oficinista, ventanilla por ventanilla, cola que te crió por cola que te parió, y listo. Ahora si, felicidad. Vuelvo a ser controlado por el sistema fascista capitalista que diría mi amigo Toniii. Pues si, pero es que aun encima, el destino tiene el detalle de descojonarse en tu cara.
Segundo día instalado en mi nueva casa. Nueve de la mañana, suena el teléfono.
- Mhnmnh ¿si?
- Hola buenos días, ¿Clínica Capilar Goya?
- ¿¿Como??
- ¿Es la Clínica Capilar Goya?
- No, se ha equivocado.
- Hay lo siento, perdone, buenos días.
Vaya tela, si que empieza bien el teléfono. Piro pa la cama. Pero cuando estoy metiendo los pies en el santuario del Estudiante Universitario, suena otra vez la bestia infernal.
- ¿Si? --Ahora ya estaba espabilao
- Hola buenos días, ¿Clínica Capilar Goya?
- ¿¿Otra vez??
- ¡Hay! Me volví a equivocar...
- Vamos a ver, ¿a que numero llama?
- Al 98130043.
- La madre que me parió...
- ¿Como?
- Nada nada, lo siento mucho pero ese numero pertenece a un domicilio particular y no a una clínica.
- Ah, vaya. Pues en la guia...
- Mire lo siento, perdone, pero ese numero es mi teléfono y no una clínica. Buenos días. --Colgué
La madre que parió a Timofonica. No me dan un numero de una clínica pa calvos. Si es que soy un desgraciao. No habrá combinaciones no, solo había un numero pa darme, si es que luego uno entiende que un americano medio se compre una recortada y se lie a tiros en un supermercado, cago en la luna.
Pues asi tres meses. Cada mañana que al cabroncete de arriba le da la gana, llamadita preguntando por calvetes. Hasta ahora las lidiaba con arte, estilo, educación, vamos ¡un portento de habilidades comunicativas!, hasta ayer.
Ayer, se me inflaron los mellizos. No pude evitarlo, y es que uno es humano, y tiene muy mala leche...
Otra vez a las nueve de la mañana, la hora diseñada solo por y para molestarme:
- ¿Si?
- Hola buenos días, ¿Clínica Capilar Goya?
- Aquí no es, lo siento. --Ya iba a colgar
- ¿Es la Clínica Capilar Goya?
- Que no, señora, se ha equivocado. --Parecía una ancianita por la voz.
- ¿Como no? Aquí en las paginas amarillas pone que si.
- Le prometo que no-Me estaba haciendo gracia. - Que aquí no es.
- ¿Pero ese es el 98130043?
- Siii, pero ya no pertenece a esa clínica. --Que tierna es la edad...
- Ah, ¿cambiaron?
- Supongo.
- ¿Y cual es el nuevo? --Aquí la cagó...
- ¿Y como quiere que yo lo sepa? --Oups, algo hierve...
- Porque ahora tienes tu el viejo.
- Lógica aplastante señora.
- ¿Que?
- Que aquí no es. Buenos días.
Tardó apenas treinta segundos en volver a llamar...
- ¿Si?
- Hola buenos días, ¿Clínica Capilar Goya?
- ¿Pero otra vez?
- Hay hola chico.
- ¿Como que hola?
- ¿Sabes ya el numero? --Ira...
- No. Buenos días. --Colgué otra vez, iluso de mi...
Ni quince segundos me dio, pero no sabia donde se estaba metiendo.
- Clínica Capilar Goya digame.
- ¡Ay!, encontré el numero Manolo. --Dijo hacia afuera del auricular.
- Digame, la cita para quien es, ¿para usted o para el calvo de su marido?
- Para mi, para mi.
- Muy bien, digame, ¿es usted un poquito calva, o calva del todo?
- ¡Ay! pues, un poquito nada mas.
- Pues entonces, le voy a dar un remedio casero para ahorrarle la consulta.
- Pero yo... --Aquí le interrumpí.
- Tiene usted que coger la guia telefónica, y arrancar nuestra pagina. Una vez hecho esto, ha usted de ir a cagar y limpiarse el culo con ella. Con la hoja de papel bien llenita de sus excrementos y lo que le quede de bello púbico, debe usted hacer una cataplasma y frotarse el cogote con ella. Deje reposar y aclare metiendo la cabeza en una oya al baño María.
- ¿Seguro que eso es la Clínica Goya?
- ¿Usted sabe que rima con Goya?
- No...
- ¡DIOS!
Tranquilos, ahí colgué. No podía mas, me iba a dar un infarto. Deje descolgado el teléfono y me fui a sobar.
Lo más gracioso de cambiarse de casa, es que dejas de conocer de golpe y porrazo a todo vecino cuanto te rodeaba y derrepente el que era tu vecino el cansino no esta, la vecina cachonda del tercero ya no te mira con cara de superioridad y el perro de la vieja del sexto no se mea en tu puto felpudo.
Porque claro, no puedes cambiarte de casa y arrastrar a la vieja contigo, o a la cachonda, bueno, si puedes, pero te caerían de 3 a 5 años por secuestro. El tema se complica cuando, como si no tocara ya bastante los cojones todo el tema de mudarse, se mete también la hijoputa de la burocracia. Que si cambia la dirección en el banco para que puedan seguir chupándote la sangre, que si cambia la dirección en Telefónica para que puedan seguir burlándose de tus reclamaciones, que si cambia la dirección del Club Xabarín, el Club Marca, Alcohólicos Anónimos, Contrabandistas sin Fronteras...
Y cuando ya por fin, te crees airoso y triunfante, te dan por culo como casi siempre, y te cambian el numero de teléfono también. Aibadiós que al final me hierve la sangre y me cuezo los guebos.
Vale, no pasa nada. Me relajo, y cambio el numero de teléfono otra vez, uno por uno, tonto oficinista por tonto oficinista, ventanilla por ventanilla, cola que te crió por cola que te parió, y listo. Ahora si, felicidad. Vuelvo a ser controlado por el sistema fascista capitalista que diría mi amigo Toniii. Pues si, pero es que aun encima, el destino tiene el detalle de descojonarse en tu cara.
Segundo día instalado en mi nueva casa. Nueve de la mañana, suena el teléfono.
- Mhnmnh ¿si?
- Hola buenos días, ¿Clínica Capilar Goya?
- ¿¿Como??
- ¿Es la Clínica Capilar Goya?
- No, se ha equivocado.
- Hay lo siento, perdone, buenos días.
Vaya tela, si que empieza bien el teléfono. Piro pa la cama. Pero cuando estoy metiendo los pies en el santuario del Estudiante Universitario, suena otra vez la bestia infernal.
- ¿Si? --Ahora ya estaba espabilao
- Hola buenos días, ¿Clínica Capilar Goya?
- ¿¿Otra vez??
- ¡Hay! Me volví a equivocar...
- Vamos a ver, ¿a que numero llama?
- Al 98130043.
- La madre que me parió...
- ¿Como?
- Nada nada, lo siento mucho pero ese numero pertenece a un domicilio particular y no a una clínica.
- Ah, vaya. Pues en la guia...
- Mire lo siento, perdone, pero ese numero es mi teléfono y no una clínica. Buenos días. --Colgué
La madre que parió a Timofonica. No me dan un numero de una clínica pa calvos. Si es que soy un desgraciao. No habrá combinaciones no, solo había un numero pa darme, si es que luego uno entiende que un americano medio se compre una recortada y se lie a tiros en un supermercado, cago en la luna.
Pues asi tres meses. Cada mañana que al cabroncete de arriba le da la gana, llamadita preguntando por calvetes. Hasta ahora las lidiaba con arte, estilo, educación, vamos ¡un portento de habilidades comunicativas!, hasta ayer.
Ayer, se me inflaron los mellizos. No pude evitarlo, y es que uno es humano, y tiene muy mala leche...
Otra vez a las nueve de la mañana, la hora diseñada solo por y para molestarme:
- ¿Si?
- Hola buenos días, ¿Clínica Capilar Goya?
- Aquí no es, lo siento. --Ya iba a colgar
- ¿Es la Clínica Capilar Goya?
- Que no, señora, se ha equivocado. --Parecía una ancianita por la voz.
- ¿Como no? Aquí en las paginas amarillas pone que si.
- Le prometo que no-Me estaba haciendo gracia. - Que aquí no es.
- ¿Pero ese es el 98130043?
- Siii, pero ya no pertenece a esa clínica. --Que tierna es la edad...
- Ah, ¿cambiaron?
- Supongo.
- ¿Y cual es el nuevo? --Aquí la cagó...
- ¿Y como quiere que yo lo sepa? --Oups, algo hierve...
- Porque ahora tienes tu el viejo.
- Lógica aplastante señora.
- ¿Que?
- Que aquí no es. Buenos días.
Tardó apenas treinta segundos en volver a llamar...
- ¿Si?
- Hola buenos días, ¿Clínica Capilar Goya?
- ¿Pero otra vez?
- Hay hola chico.
- ¿Como que hola?
- ¿Sabes ya el numero? --Ira...
- No. Buenos días. --Colgué otra vez, iluso de mi...
Ni quince segundos me dio, pero no sabia donde se estaba metiendo.
- Clínica Capilar Goya digame.
- ¡Ay!, encontré el numero Manolo. --Dijo hacia afuera del auricular.
- Digame, la cita para quien es, ¿para usted o para el calvo de su marido?
- Para mi, para mi.
- Muy bien, digame, ¿es usted un poquito calva, o calva del todo?
- ¡Ay! pues, un poquito nada mas.
- Pues entonces, le voy a dar un remedio casero para ahorrarle la consulta.
- Pero yo... --Aquí le interrumpí.
- Tiene usted que coger la guia telefónica, y arrancar nuestra pagina. Una vez hecho esto, ha usted de ir a cagar y limpiarse el culo con ella. Con la hoja de papel bien llenita de sus excrementos y lo que le quede de bello púbico, debe usted hacer una cataplasma y frotarse el cogote con ella. Deje reposar y aclare metiendo la cabeza en una oya al baño María.
- ¿Seguro que eso es la Clínica Goya?
- ¿Usted sabe que rima con Goya?
- No...
- ¡DIOS!
Tranquilos, ahí colgué. No podía mas, me iba a dar un infarto. Deje descolgado el teléfono y me fui a sobar.


0 Comments:
Post a Comment
<< Home